Estamos encarnados en el cuerpo del último animal superior de
todos los procesos “elementales” de la naturaleza. Lo verdaderamente humano está en el ámbito del
alma realizada y desidentificada del o que no somos integrándolo.
Lo humano es la actualización de la conciencia y de todas las
potencialidades de la herencia, plataforma indudable del salto cualitativo de
lo Humano en Suprahumano.
La búsqueda de la exactitud no siempre es porque no se sabe sino
porque hay sectores del conocimiento que permanecen a oscuras desde milenios y
sólo la sensación de la exactitud los reconectan con la Energía del Origen.
Dialogar con el infinito, tal vez nos haga menos limitados,
menos tontos ante el infinito. Sin lo
que llamas tu mente, eres el infinito. La
forma mental nos pone un límite ante lo infinito, por eso se habló desde muy
antiguo de transmutación.
La comprensión es el poder más grande del universo,
conectando mundos y nuevos senderos a explorar, “fundado señales.” Es autocreación
y renacimiento, religándose con el origen.
El fuego lleva la memoria del Sol en sus repliegues, que son en verdad oleadas de agua regia, o agua viva que salta hacia esa luz inmortal que nos espera, pero también necesita que estemos aquí, para dar testimonio de sus espadas, porque el fuego tiene no sólo todas las formas del viento, sino de todo el espacio que nos envuelve.
Si yo pudiera imaginar un cuadrado infinito y hacerlo girar
sobre sí, su movimiento lo convertiría en un gran círculo y si a la vez lo hago
rotar, el círculo se convertiría en una esfera infinita con un centro
preciso. En ese centro equidistante al
infinito me hallaría a un radio de sus bordes fugaces, allí exactamente allí y
no en otro lado, construiría mi jardín de invierno, y sobre una mesa pequeña me
sería posible escribir relatos imposibles.
Jorge Costa
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