Este sí que es un buen papel, el del poeta, absorbente a los designios del espíritu; por donde viajan suavemente los símbolos de lo indecible cruzando la historia y el tiempo. ¿Habrá otra historia por donde solo viajen por sus aguas turbulentas los símbolos fundamentales, aquellos que puedan reflejar en el hombre lo que éste realmente es; y no toda la historia que en cada época nos cuentan las creencias ajenas?
Sí, yo creo que ese río ha pasado inadvertido, por donde dioses, semidioses y hombres conviven en plenitud, miran la historia como una pobre historia. Y sin embargo, saben rescatar los símbolos y leyendas como una sucesión en cascada de “aquello” y le devuelven a los dioses, semidioses y hombres su verdadera Memoria, la Memoria que nos hace recordar el sentido de ese río, del río secreto que circula hacia lo más profundo, lejos del tiempo y dándole un sentido a este también.